(El Universal) «El Sol» , como se conoce en Iberoamérica y Estados Unidos al cantante Luis Miguel, cumple hoy 40 años envuelto en el misterio de supuestas complicaciones de salud y sin que se sepa a ciencia cierta su paradero.
Esquivo con los fans y la prensa que busca hurgar en su vida privada, el divo ha ido incrementado su éxito con los años pero también el celo con el que protege sus idas y venidas.
El eterno seductor ha probado ya las mieles de la paternidad oficial, con los dos hijos que procreó junto a la actriz mexicana Aracely Arámbula.
Según los medios de México, la pareja se rompió hace mucho y existe algún tipo de acuerdo o contrato entre ellos a cuenta de los niños.
En los últimos tiempos, «Luismi» se acercó más a la que se ha considerado su hija secreta, Michelle Salas, y ambos han estrechado su relación, a tenor de los comentaristas del corazón.
Con alguna ocasional mención en las revistas a sus fiestas y a posibles intereses románticos, «El Sol» mantiene brillante su éxito musical e intacta su calidad vocal.
Su aspecto, no obstante, ha evolucionado mucho desde que comenzara su carrera musical siendo un niño. Con el paso de las décadas, ha ido adaptando su imagen y su música a los tiempos, creciendo con su público y añadiendo nuevos seguidores.
Del adolescente de melena enmarañada ha pasado a cultivar una imagen de «crooner» trajeado de mirada profunda, instalado en el gusto de la audiencia como rey del romanticismo y con una pléyade de admiradoras que se mueren por sus huesos. Entre ambos momentos hay también 65 millones de discos vendidos.
Los rumores de los últimos días lo situaban en un hospital de Los Ángeles, donde podría haberse recuperado de una enfermedad a cuenta de una bacteria que lo había infectado durante una operación estética.
La situación se mantiene aún confusa, ya que ningún representante oficial suyo o de su casa de discos ha aclarado la situación, aunque se le presupone sano y salvo fuera del hospital, si es que alguna vez entró.