Luis Miguel derritió a sus fans en León, Guanajuato (Am)
Dice la leyenda que cuando «El Sol» sale de noche la gente enloquece y llora, se queda afónica, aplaude hasta quedar con las manos rojas y la taquicardia se convierte en una epidemia incontrolable»
Y el jueves más de 12 mil personas presenciaron y disfrutaron la salida del «Sol», Luis Miguel, en Poliforu m justo a las 9:30 de la noche.
Sus rayos «broncearon» al público durante una hora con 40 minutos; «deslumbraron» por la producción escénica; «derritieron» a las damas e «iluminaron» a los caballeros sobre cómo tener estilo y galanura.
«¡Muy buenas noches! Qué belleza de público. Es un hermoso privilegio estar nuevamente en León. Bienvenida toda la gente!», fueron las primeras palabras del cantante, luego de empezar el show con «Te propongo esta noche» y «Suave».
El despliegue técnico fue impresionante: un escenario con pantalla de video central que para beneplácito del sector femenino agrandó al mil por ciento el rostro del «Sol», más de diez paneles de video led y plataformas para los músicos y coristas.
La acústica del recinto salió bien librada, aunque el micrófono de Luis Miguel se «vició» en varias ocasiones provocando un ligero zumbido (que se perdió entre los gritos y piropos).
Cada movimiento característico del intérprete, cada pataleo, sonrisa o manotazo fue recibido con una ovación. Inclusive antes de «Tres palabras» apareció en la pantalla gigante un «Gritómetro» con el que Luismi midió la euforia de los leoneses.
Cuando este dispositivo llegó al máximo, el cantante dijo sonriente «¡Bravo León!» y la música continuó.
Dueto, flores y besos
Uno de los momentos especiales de la noche fue un dueto virtual con Frank Sinatra en la canción «Come fly with me».
Y fue justo en ese momento cuando una fan se pudo acercar al borde del escenario para entregarle un ramo de rosas.
Posteriormente una niña se convertiría en la más envidiada de la noche al recibir un beso de Luis Miguel en la mejilla cuando su papá la levantó y el artista, con toda la sencillez del mundo, se acercó a ella.
Del romanticismo de «O tú o ninguna» se pasó a la euforia con un popurrí de temas bien añejados: «No me puedes dejar así», «La mujer que no soñé», «Entrégate», «La incondicional», «Un hombre busca una mujer» y «Cuestión de honor».
Este bloque fue uno de los más festejados por la gente; adolescentes y adultos se levantaron para cantar y bailar.
Para consentir a las mujeres Luis Miguel regaló varias rosas blancas a sus fans mientras interpretaba «Te necesito».
Inmediatamente después se metería al camerino para el primer cambio de ropa pues regresó con un saco de terciopelo, después vestiría una camisa negra y al último una camisa de rayas color azul.
Como si fuera veinteañero el cantante regresó con la pila recargada e interpretó un tema tras otro, bailando, interactuando con los músicos y en ocasiones alejando el micrófono de su boca para demostrar que todavía tiene voz: «Qué nivel de mujer», «La chica del bikini azul», «Isabel», «Cuando calienta el Sol», «Vuelve», «Cómo es posible que a mi lado», «Será que no me amas» y «Labios de miel», la última del concierto.
Antes de irse Luis Miguel arrojó camisetas y pateó unas enormes pelotas que recorrieron todas las zonas de Poliforu m. Tras un efusivo «¡Gran público, gran público!» las luces se apagaron y la noche se quedó sin «Sol».
Al detalle
Las que faltaron: «Por debajo de la mesa», «No sé tú», «La incondicional» (completa pues era una de las más esperadas), más boleros de los discos Romances.
Los regalos: El cantante lanzó rosas blancas y al final del concierto camisetas y pelotas.
Los momentos: El dueto con Frank Sinatra y canciones como «Suave», «Te necesito» y «Labios de miel».
Duración: Comenzó a las 9:30 de la noche y terminó a las 11:10